
Hace sólo unos días leímos una noticia muy triste: La hija de cuatro años del ex campeón mundial de los pesos pesados Mike Tyson falleció luego de asfixiarse con un cable que salía de una máquina caminadora deportiva. La niña, llamada Exodus, fue encontrada al pie de ese aparato por su hermano de siete años con el cuello apretado por una cuerda.
Cuando una tragedia llega a nuestra vida, inmediatamente nos preguntamos: ¿por qué a mi? En ese momento pareciera ser una pregunta sin respuesta. Sin embargo, con el pasar del tiempo, la respuesta va a llegar. La mayoría de las grandes tristezas de nuestra vida no tienen ningún sentido en el momento en que nos ocurren, pero hay que tener la seguridad de que esa situación tendrá sentido para nosotros más adelante.
Muchas veces he compartido con oyentes y lectores la difícil experiencia que fue perder a mi madre debido al cáncer de seno que padecía. En ese momento nada tenía sentido para mi. Sin embargo, con el pasar del tiempo, sin dejar de pensar en cuánto la extraño y lo difícil que fue perderla, he llegado a reconocer que esa fue una de las experiencias que me convirtió en la persona que hoy soy. Me enseñó a disfrutar más cada instante de la vida, que es frágil y de duración incierta, así como muchas otras lecciones de cambio positivo.
Hay que reconocer que, por duro que sea perder una madre, resulta mucho más difícil la experiencia de perder un hijo, que hoy está viviendo Mike Tyson, un hombre de apariencia fuerte y agresiva, pero tan humano como tú y como yo. A él y a cualquiera que en algún momento pase por una tragedia así yo le sugeriría:
1- Llora, desahógate, atrévete a sentir el dolor de tu pérdida, porque en el duelo encontrarás fortaleza para recuperarte.
2- Recuerda esta frase: “todo llega y todo pasa”. Al entender que todo en esta vida es temporal, el sufrimiento disminuye ante la visión de un futuro posterior a la pérdida.
3- Encuentra el mensaje: En medio de los momentos más difíciles, siempre hay un mensaje de enseñanza y seguramente ocurrirá un cambio de actitud en nuestra vida.
4- Comparte la enseñanza. Las tragedias no llegan a nuestras vidas para experimentarlas solos, sino que son lecciones para nosotros y también para los que nos rodean. Si nuestra historia también cambia la vida de alguien más, habremos encontrado un nuevo propósito.
Alberto Sardiñas