
Hace sólo unos meses, en el mundo y especialmente en los Estados Unidos, el dinero y la economía en general estaban moviéndose a paso rápido. El dinero pasaba de una mano a la otra, el desempleo se mantenía bajito, la mayoría de la gente compraba en las tiendas regularmente y el comercio se expandía por todas partes. Los precios de los bienes raíces subían sin parar y todo era interpretado como algo “normal” por nosotros. Al fin y al cabo – decíamos – “¿Cómo no va a ser así en el país más próspero del mundo?”
Sin embargo, de un momento a otro, las señales comenzaron a cambiar: Las hipotecas ajustables de las casas comenzaron a aumentar su tasa de interés, los propietarios se vieron sin poder pagar, los precios de las viviendas comenzaron a bajar y con eso comenzó una especie de “bola de nieve” que, a medida que iba bajando por la colina, crecía y crecía. Aquí estamos hoy, en un país y un mundo en recesión, que intenta recuperarse en lo que se espera sea un proceso largo antes de volver a lo que éramos.
En tiempos de crisis, el principal error que cometemos es enfocarnos en la falta de dinero. Lo vemos en todos los medios y conversamos con todo el mundo sobre estos problemas. Sin embargo, en esta vida todo ocurre por una razón y una crisis de dinero es una oportunidad perfecta para dos cosas importantísimas:
La primera es abrir nuestros ojos a un nuevo mundo que siempre cambia. Es el momento de preguntarte ¿Cómo ha cambiado la industria en la que trabajo? ¿Qué nuevas oportunidades hay, ahora que las de siempre ya no están allí? ¿De qué forma se están ganando la vida o haciendo negocios las personas que antes hacían lo que yo hago?
La segunda gran oportunidad en momentos de crisis es la de voltear hacia el resto de las grandes cosas de tu vida: hijos, pareja, amigos y sobre todo salud. También es el momento de agradecer cualquier bien material que hayas podido adquirir durante los tiempos buenos. ¿Por qué no dar gracias – por ejemplo – por el techo que te cubre o la computadora que te comunica con el mundo?
Hoy me atrevo a preguntarte: ¿Hace cuánto tiempo no agradeces todas esas cosas que siempre han estado allí para ti, pero que son un privilegio que no todos tienen? Gánale la batalla a la crisis comenzando por agradecer toda esta abundancia en tu vida y descubrirás lo bueno que trae a ti la mala economía.
1 comentario:
Alberto, tremendo articulo de verdad que a todo situacion en la vida se le puede encontrar su lado bueno. Hay que seguir pa lante...
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